¿Cómo se formó la Luna?

Estamos tan acostumbrados a mirar al cielo nocturno y ver a la Luna que parece que siempre ha estado ahí. Pero, ¿cómo surgió?

Esta pregunta ha estado rondado la cabeza de muchos astrónomos a lo largo de la Historia. Se han formulado miles de hipótesis y afirmaciones, desde las más absurdas, hasta las más racionales. Entre estas últimas encontramos una teoría que tuvo muchos seguidores: la teoría de la captura. A los astrónomos les llamó la atención el tamaño que tenían otras lunas frente al de sus respectivos planetas.  Para no llenar esto de números, resumiremos diciendo que las lunas eran considerablemente más pequeñas que su planeta. Pero, ¿por qué la Luna no cumple esa regla?

La Luna es tan grande (comparándola con el tamaño del la Tierra) que muchos han llegado a pensar que el conjunto Tierra-Luna es un planeta binario, es decir, dos planetas interactuando entre ellos. Estos científicos creían que la Luna era un cuerpo independiente, que se movía alrededor del Sol siguiendo su propia órbita y que se creó de forma independiente de la Tierra, es decir, en otro momento y en otro lugar. La órbita de la Luna era elíptica, como la del resto de los planetas y tenía su perihelio (el punto más cercano al Sol) a la altura de Mercurio y su afelio (el más alejado del Sol) a la altura de la Tierra. En uno de esos tránsitos, la gravedad de la Tierra capturó a la Luna, sacándola de su órbita y obligándola a viajar con ella.

Esta hipótesis terminó abandonándose porque, para que la Tierra pudiese capturar a la Luna, ésta debería haber reducido su velocidad notablemente. Y no se ha encontrado ninguna evidencia que pudiese justificar este comportamiento.

Otra hipótesis que cobró peso fue la Acreción Binaria. Este nombre tan extraño esconde una explicación bastante lógica. Se sabe que la Tierra, al igual que otros planetas, se formó a partir de la compactación de material que orbitaba alrededor del Sol. Con el tiempo, esta materia compuesta por polvo y rocas, se fue uniendo y compactando formando cuerpos más masivos que, a su vez, atraían a otras partículas que había a su alrededor. Poco a poco (de hecho, muy poco a poco) todo este material se compactó para formar nuestro planeta. Pero, según la teoría de la acreción binaria, todos estos corpúsculos no se unieron para formar un único planeta, sino dos. Uno más grande que el otro: la Tierra y la Luna.  Así, estos cuerpos tan masivos se atraen mutuamente y bailan uno alrededor del otro en su viaje en torno al Sol. La siguiente imagen, procedente de la NASA, ilustra como ocurrió.

¿Estamos ante la teoría definitiva? ¿Es realmente así? Pues parece que no. Los estudios que se han realizado sobre la Luna y el análisis de las muestras allí recogidas, incitan a pensar que el origen de nuestro satélite tuvo que ser otro. Las pruebas geológicas demuestran que la composición de la Luna es muy similar a la de la Tierra. De hecho, aunque hoy la veamos como una gran roca fría, la Luna llegó a tener actividad volcánica y mares de lava cubrieron parte de su superficie. Estos mares aún los podemos ver hoy desde la Tierra. Son las manchas oscuras que tiene la Luna y que reciben precisamente el nombre de mares.

Aquí cogió peso la teoría del impacto. Esta teoría asegura que un cuerpo del tamaño de Marte chocó contra la Tierra y le arrancó grandes trozos, lanzándolos al espacio. Con el paso del tiempo, se compactaron y dieron forma a la Luna que conocemos hoy. Esta teoría es una mezcla de las anteriores y parece lo suficientemente convincente como para que se tome como la explicación real de la formación de la Luna.

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